Publicado: Guatemala, 14 de marzo de 2024
La justicia no debe ser ideológica, ni política ni parcializada, debe ser justicia a secas, así nada más.
A principios de esta semana tuve la oportunidad de estar en un conversatorio en el que se discutió cuál era el principal problema de Guatemala. En lo personal considero que es la falta de un verdadero Estado de Derecho, que urge solucionar nuestro sistema de justicia y que hay que desregular. Si el sistema de justicia se solucionara y funcionara como debe ser con justicia a secas y no justicia al ritmo de los gobiernos de turno y si se logra eliminar tanta regulación engorrosa que atrasa la formación de nuevos proyectos empresariales, el país despegaría económicamente creciendo posiblemente a tasas de dos dígitos.
Algunos de los presentes en este conversatorio consideraban que el gobierno actual nos abre una nueva oportunidad para rescatar el sistema actual de justicia. Yo no lo tengo tan claro. No deberíamos depender de un gobierno sino cambiar las reglas del juego independientemente del mismo. La forma de elegir jueces, magistrados, fiscal general, contralor y toda autoridad debería desligarse de alguna forma de la parcialidad política. Escoger a las personas por su capacidad y no por su afinidad política o ideológica nos haría disminuir el sesgo político en nuestro sistema de justicia. La justicia no debe ser ideológica, ni política, ni parcializada, debe ser justicia a secas, así nada más. Debe ser objetiva, pronta, eficaz y que genere certeza jurídica. El gobierno actual tendrá la mejor de las intenciones pero cuando se ha hablado de resolver el problema de justicia lo que se ha escuchado es colocar a gente con cierta ideología afín a ellos que lo que hará es irse al otro lado del péndulo. Es eso precisamente lo que se debe evitar.
Si nuestro sistema de justicia genera certeza jurídica, los derechos individuales a la vida, la libertad y la propiedad no deberían estar en riesgo. Nadie quiere venir a invertir en un país donde su propiedad, su vida, la de sus colaboradores y la libertad estarán en constante peligro. Nadie va a invertir si el sistema de justicia es parcializado y corrupto. Si no existe certeza jurídica. Precisamente lo que le urge a este país para lograr un mayor crecimiento económico son más inversiones de capital ya que las mismas se traducen el fábricas y herramientas que incrementan la productividad. Sólo así los guatemaltecos comenzarán a encontrar más y mejores oportunidades de empleos productivos y en la medida en que se incremente el capital, los salarios reales también los harán.
El otro aspecto para facilitar las inversiones de capital implica eliminar todas esas trabas burocráticas, permisos, licencias que atrasan las inversiones, provocan demasiado gasto innecesario antes de que las empresas comiencen a producir y pérdida de tiempo. Cualquier empresa debería comenzar a producir desde que logre finalizar su inversión. Sin embargo, deben obtener las licencias y permisos que pueden tomar más de un año por la ineptitud de los burócratas gubernamentales y así las inversiones que tanto urgen se atrasan o se van a otros países. Si se logra que los permisos se tramiten pero no detengan el comienzo de los nuevos proyectos se lograría un crecimiento económico más pronto. Esto mejoraría el nivel de vida de los guatemaltecos y la migración hacia Estados Unidos por cuestiones de oportunidades económicas disminuiría. Así de sencillo.
Legislar es fácil y popular. Deslegislar es más difícil. Pero es el camino correcto. Este gobierno se ha propuesto legislar todo lo que se le ocurre y eso es contrario al camino de prosperidad que tanto anhelamos. ¿Cuándo nos atreveremos a dar el paso hacia la prosperidad del país?