Publicado: Prensa Libre / Guatemala, 27 de Febrero 2024
No se trata de aumentar el presupuesto
Con visible entusiasmo se anunció el inicio del ciclo escolar 2024, el 19 de febrero. Es el segundo año de escolaridad presencial después de la pandemia. Muchos maestros y alumnos desean “volver a la normalidad”, pero, en realidad, deberíamos explorar una normalidad más tecnológica, que nos permita superar los resultados mediocres. Los maestros con vocación sincera y los padres de familia debemos potenciar el futuro de nuestra juventud haciendo acopio de nuevos recursos.
Mucho antes de que la pandemia obligara a los planteles educativos alrededor del mundo a emplear la tecnología para atender a los niños en edad escolar, el autor y educador británico James Tooley había insistido en incorporar herramientas tecnológicas al aula para abaratar el costo y mejorar la calidad de la educación.
Ya pasaron 20 años desde que Salman Khan empezó a dar unas tutorías de matemáticas a su sobrino en línea. Éstas se volvieron virales: Khan renunció a su empleo formal y fundó la Khan Academy, que registra a no menos de 127 millones de usuarios y a 5.8 millones de maestros inscritos. También ya hace 25 años que Sugata Mitra y sus colegas empotraron una computadora en la pared, en un barrio pobre de Kalkaji, Nueva Delhi. Casi inmediatamente, los niños harapientos corrieron hacia la computadora, oprimieron botones con confianza y gestionaron su propia educación haciendo búsquedas en Internet.
Tooley comprende la importancia de detectar soluciones creativas para atacar los problemas educativos de los países en vías de desarrollo. Hoy en día, el profesor puede estar en Australia y dictar cátedra a distancia. Pueden surgir escuelas autosuficientes, en las cuales los alumnos aprenden a producir y comercializar bienes agrícolas o artesanales. Se pueden hacer competencias, exámenes, y pruebas de admisión en línea. Los estudiantes mayores pueden ser mentores de niños menores con ayuda de recursos gratuitos. Se pueden utilizar hermosos videos y juegos computarizados para captar la atención de los chicos…y más.
El Centro para el Desarrollo Educativo dice que tres tecnologías que transforman el aprendizaje en países de escasos recursos son: la instrucción radial, las redes sociales y los videos. La instrucción interactiva a través de la radio y otros mecanismos auditivos surte a las escuelas con contenidos de alta calidad que no solamente benefician a los estudiantes, sino también mejoran las destrezas de los docentes. Las redes sociales constituyen un mecanismo informal para dotar información puntual y útil a los jóvenes; las redes logran satisfacer una gran diversidad de inquietudes intelectuales debido a la abundancia de conocimientos que por allí se transmiten. Y, si se utilizan bien, los videos que encontramos en YouTube, Facebook, y otras fuentes pueden complementar una lección.
En 2013, James Tooley publicó el libro El árbol hermoso. Allí narra cómo subsisten escuelas privadas de bajos recursos en India y África cobrando módicas cuotas. Sus estudiantes obtienen mejores notas en los exámenes estandarizados que sus homólogos en escuelas públicas. Con escasa infraestructura y muchos retos, los maestros de estas escuelas ponen empeño y cariño a sus lecciones. En 2021, publicó Colegios Realmente Buenos: Lecciones globales para una educación de alto calibre y bajo costo. Insiste: los servicios que prestan estos empresarios locales de la educación están en alta demanda. Por alumno atendido, el costo de prestar estos servicios es menor que el costo de hacerlo vía el sistema público.
Tooley considera que la clave del éxito está en permitir que diferentes modelos educativos compitan entre sí. Y define éxito como preparar adecuadamente a los niños para un futuro productivo.