Eliminación unilateral de aranceles

Ramón Parellada C. / Empresario, catedrático universitario y director del Centro de Estudio Económico-Sociales (CEES). / rpc@cees.org.gt

Publicado: Guatemala, 10 de abril del 2025

¿Comerciar o cerrar? Ramón Parellada explica cómo responder a los aranceles con más aranceles es un error que empobrece a todos.

Si una persona me lanza un puñetazo, lo primero que hago es defenderme y evaluar si debo devolver el golpe o salir corriendo. La reacción inicial es espontánea y racional, motivada por nuestro instinto de supervivencia. Luego razonamos rápidamente qué nos conviene hacer, dependiendo de cuán fuerte sea el agresor. Lo mismo ocurre con los aranceles. Primero reaccionamos visceralmente, pensando en elevar los aranceles contra el país que los impone. Al reflexionar sobre las consecuencias de nuestra respuesta, nos daremos cuenta de que eso no es la solución.

El país que establece aranceles de importación pagará precios más altos por los productos que importa. El consumidor del país importador disminuirá la cantidad demandada de esos bienes, lo cual, a su vez, reducirá las ventas del país exportador. Los productores locales del país importador elevarán sus precios, puesto que la competencia ha disminuido. Así, los precios se incrementan y el comercio entre el importador y el exportador disminuye.

Las operaciones de compra y venta, importación y exportación, son llevadas a cabo por personas que demandan y ofrecen productos. Si estoy en la ciudad de Guatemala, produciendo un bien que quiero vender a alguien en Quetzaltenango, no tengo que pagar ningún arancel ni pasar por aduanas, porque la venta se realiza dentro del país. Pero si le vendo a alguien en Nueva York, debe pagar el impuesto de importación (arancel) para poder retirar su producto de la aduana. Las tarifas arancelarias encarecen los productos que el consumidor del país que impone aranceles importa, reducen la cantidad demandada y limitan la competencia. El consumidor pagará más por el producto que ahora tiene un arancel y tendrá menos opciones para seleccionar al precio anterior.

Aprovechar la división del trabajo (Adam Smith) y las ventajas comparativas (David Ricardo) ha sido fundamental para que los países logren un desarrollo económico, disminuyan la pobreza y mejoren su nivel de vida sin precedentes desde finales del siglo XVIII. Imponer tarifas arancelarias, o incluso medidas no arancelarias, va en contra de este aprovechamiento que tanto nos beneficia. El daño principal se lo hace quien impone las tarifas, aunque también afecta a los exportadores. Responder con ira equivale a hacerse daño a uno mismo. Si yo me disparo en el pie, ¿tú también lo harás? Con las tarifas arancelarias, algunos dirigentes políticos ignoran esos principios económicos.

¿Qué pueden hacer los países con ventajas comparativas que exportan a aquellos que imponen aranceles? Primero, no responder con ira aumentando también los aranceles. Segundo, eliminar completamente todos los aranceles de importación y, adicionalmente, las aduanas. Esto permitiría que quienes exporten al país con altos aranceles se conviertan en muy competitivos. Aunque los otros encarezcan sus productos, las personas que viven en países sin aranceles se beneficiarán del comercio internacional. Los políticos deben ignorar a esos pseudoempresarios mercantilistas que presionan para mantener aranceles que solo protegen sus negocios. Si un país tiene IVA, como Guatemala, que no debería cobrarse anticipadamente al ingresar un contenedor, sino solo cuando la empresa que importa lo venda.

Al eliminar los aranceles, aumentará la cantidad de productos importados, lo que elevará el tipo de cambio. Esto motivará a los exportadores a producir y exportar más, lo que eventualmente reducirá el tipo de cambio. El comercio exterior crece en ambas direcciones: importaciones y exportaciones. Todos se beneficiarían con la eliminación unilateral de aranceles y aduanas.