Elecciones en Argentina: la revolución de Milei

Ramón Parellada C. / Empresario, catedrático universitario y director del Centro de Estudio Económico-Sociales (CEES). / rpc@cees.org.gt

Publicado: Prensa Libre/ 30 de octubre del 2025

¿Hay espacio para la libertad en Latinoamérica? Ramón Parellada analiza la contundente victoria de Javier Milei en las elecciones de medio término y explica por qué, pese al ajuste y la recesión, los argentinos eligieron seguir el camino de la disciplina fiscal y la libertad económica.

El pasado domingo se llevaron a cabo las elecciones de medio término en Argentina para elegir diputados y senadores. Contra todos los pronósticos, encuestas y artículos de opinión, Milei y su partido político La Libertad Avanza (LLA) obtuvieron una victoria contundente sobre el peronismo, que está representado por el partido Fuerza Patria (FP). Con casi la totalidad de las mesas escrutadas, LLA obtuvo más del 40% de los votos, lo cual es un excelente resultado para Milei y su equipo. Mientras tanto, el partido FP y afines apenas lograron un 31.6% de los votos, habiendo perdido bastante poder en esta ocasión.

En estas elecciones de medio término se renovaba la mitad de la Cámara de Diputados (127 legisladores) y un tercio de la Cámara Alta (24 senadores). Milei ganó incluso en provincias que estaban muy arraigadas al peronismo. Esto les da un espaldarazo muy importante a las políticas de Milei y le permitirá continuar con sus reformas, muchas de las cuales fueron bloqueadas por los diputados.

La victoria de Milei nos demuestra que, a pesar de las medidas económicas duras que implicaban ajustes enormes de precios, incluyendo el del dólar y demás monedas, la gente ha entendido que este es el camino para recuperar el crecimiento económico. Recuerdo que Václav Klaus, en la República Checa, tras dejar el comunismo, le dijo a la gente que al inicio el camino y los ajustes serían dolorosos, e hizo la comparación con una rosa, que es hermosa pero tiene espinas. Las espinas son el camino doloroso hacia la recuperación económica, pero al final el mayor bienestar y progreso económico será hermoso, como lo es una rosa. Milei está regresando a la disciplina de evitar malos comportamientos del gobierno. Los gobernantes no deben causar la inflación de su dinero. Como ha explicado el juez Ricardo Rojas en su libro, la inflación es un delito causado precisamente por quienes abusan del poder de emitir dinero. Las consecuencias las sufren todos los ciudadanos, especialmente los más pobres, aquellos que tienen sus ahorros en la moneda que pierde valor y los acreedores. Por otro lado, lograr un déficit cero implica cerrar muchos programas que afectan a algunas personas que vivían de ellos. Estos programas jamás debieron haber existido. Muchos abusos, corrupción, prebendas y gastos superfluos llegaban a personas que estaban acomodadas al gobierno pero que dañaban la economía del resto de los argentinos.

Otro tema que ha causado dolor ha sido el dejar que el tipo de cambio se ajuste a su valor real. Aunque lo ha hecho poco a poco, ha logrado que la inflación disminuya radicalmente. No la ha eliminado aún, pero va en camino. Lo ideal, a mi juicio, sería una medida aún más drástica, que sería la de dolarizar y cerrar el Banco Central Argentino para que, en un futuro, los políticos que lleguen a gobernar no puedan abusar del poder de emitir dinero.

Una lección importante que nos deja la victoria de Milei es que, a pesar de las medidas drásticas y dolorosas, la gente entiende que son necesarias. Milei ha sido claro y duro con sus medidas. No ha sido un político endulzando la píldora ni haciendo populismo, sino diciendo la verdad de las duras medidas que ha querido implementar. En Latinoamérica, el populismo es la norma y Milei es la excepción. En esta segunda etapa, si logra que muchas de las propuestas originales, que fueron bloqueadas por los peronistas, entren en vigor, Argentina emprenderá un crecimiento económico sin precedentes. Me pregunto, ¿dónde hay otros “Milei” en Latinoamérica? Nos hacen tanta falta. ¡Viva la libertad, carajo!