Publicado: Guatemala, 9 de agosto del 2024
¿Es realmente necesario incrementar el presupuesto? Jorge Jacobs, empresario y periodista, analiza las implicaciones de un presupuesto gubernamental excesivo. Jacobs explica cómo, en lugar de reducir el 30% del presupuesto que supuestamente se pierde en corrupción, el gobierno planea aumentarlo en casi un 30%.
Cuando creíamos que ya no nos podrían sorprender más, el gobierno sale anunciando que, en lugar de reducir el 30 por ciento del presupuesto que supuestamente se pierde en corrupción, quieren aumentar en cerca del 30 por ciento el presupuesto para el año entrante. Apenas quieren la bicoca de cerca de Q150 mil millones. ¿En qué cabeza cabe?
Se quieren recetar un incremento de más de Q30,000, que implica un crecimiento del 27.2 por ciento respecto al presupuesto vigente de 2023, cuando no han podido ejecutar mayor cosa del gasto en infraestructura —lo que erróneamente denominan “inversión”–. En las estadísticas los salva que la mayor parte del presupuesto se pierde en los gastos de funcionamiento, es decir, el pago de la planilla y los gastos fijos que implica tener a toda esa burocracia. Allí no hay problemas de ejecución. Es más, si no lo ejecutan, ellos serían los “ejecutados” ante las quejas de más de 300,000 burócratas a quienes no se les pagara su sueldo. De allí que, aunque no hagan nada —literalmente— buena parte del presupuesto se gasta, porque se gasta.
Para financiar este presupuesto, esperan una recaudación tributaria de Q109,302 millones, pero el resto lo quieren “pagar” endeudándonos más a los tributarios. Pretenden un endeudamiento interno de Q25,419 millones y externo de US$2,568 millones, lo que daría como resultado un déficit fiscal del 3.2 por ciento del PIB. El saldo de la deuda pública “oficial” se estima en Q252,937 millones para 2025, un incremento del 7 por ciento respecto a los niveles actuales. Digo “oficial”, porque los gobernantes esconden bajo la alfombra los más de Q40,000 millones que le deben al IGSS y al Banguat, para “maquillar” los números y que los de las agencias de calificación y los organismos internacionales los vean mejor de lo que realmente son.
El Ministerio de Finanzas (Minfin) argumenta que basan su propuesta presupuestaria en un escenario con una proyección de un crecimiento del producto interno bruto (PIB) real del 3.7 por ciento y un PIB nominal del 7.1 por ciento para 2025. Aun si se alcanzara ese crecimiento económico en el país, no hay ninguna relación entre un crecimiento nominal del 7.1 por ciento en la economía y uno del 27.2 por ciento en el presupuesto, en la que el crecimiento del presupuesto sería casi cuatro veces la tasa de crecimiento de la economía.
Muy probablemente, ellos vayan a tratar de justificar que, con la ampliación presupuestaria que solicitaron para el presupuesto de este año, el crecimiento nominal del presupuesto ya solo sería de la mitad —cercano al 14 por ciento—. Esto es falso porque, primero, son muy pocas las probabilidades de que se apruebe la ampliación presupuestaria y, segundo, aun si se aprobara, lo único que harían es dividir esa tasa de crecimiento en dos años. De todos modos, el presupuesto crecería al doble de la velocidad que la economía ambos años. Ese es un crecimiento del gasto público insostenible e inaceptable.
Ese nivel de crecimiento se refleja en casi todas las estadísticas y gráficas que presentan. Se incrementa el déficit fiscal, se incrementa la relación del gasto y del presupuesto con el PIB, se incrementa la tasa de crecimiento del endeudamiento y se incrementa la deuda total.
El gobierno, hasta la fecha, no ha dado indicios ni siquiera de reducir el gasto que ellos mismos decían que se perdía en corrupción, mucho menos en mejorar la eficiencia del gasto gubernamental, por lo que no se justifica que se busque incrementarlo, sobre todo en la cantidad desmedida que pretenden.
Se dice en corrillos del Congreso que se está fraguando un plan para aprobar, no solo la ampliación presupuestaria de Q14,451 millones para este año, sino también ese presupuesto descabellado para el próximo. Espero realmente, por el bien de todos los guatemaltecos, que ese plan no fructifique y que sigamos con el presupuesto del 2023.