Publicado: Guatemala, 6 de diciembre del 2024
¿Por qué Guatemala es tan importante para China? Jorge Jacobs analiza cómo China intensifica su presión sobre Guatemala para debilitar los lazos con Taiwán.
La China comunista está arreciando la presión en Guatemala para echar a Taiwán. Uno a uno ha logrado que casi todos los países de la región cambien su preferencia. Pero no lo han logrado con Guatemala, que sería la joya de la corona para ellos, por ser el principal país en el mundo que todavía reconoce a Taiwán. Así que podemos esperar que las presiones se sigan incrementando, especialmente ahora que tienen la amenaza de Donald Trump sobre sus cuellos. Una vez más, Guatemala se convierte en protagonista involuntario de los conflictos geopolíticos globales.
China ha estado trabajando por muchos años para suplantar a Estados Unidos en su propio “patio trasero”. Ha gastado cientos de miles de millones de dólares para seducir a los políticos latinoamericanos, que fácilmente han caído embelesados ante la danza de millones.
Lo importante a entender aquí es que no es Guatemala quien no quiere tener relaciones diplomáticas con China. Es la China comunista la que no quiere tener relaciones diplomáticas con Guatemala, si esta primero no rompe relaciones diplomáticas con Taiwán. Ellos argumentan que Taiwán es una “provincia rebelde” y que, por tanto, no puede tener relaciones con algún país que reconoce a Taiwán. Esto es tan ridículo como que Guatemala pusiera como condición para tener relaciones diplomáticas con algún país que este primero rompiera relaciones con Belice, porque “Belice es de Guatemala”.
La diferencia básica aquí es que China continental es grandota y Guatemala es pequeñita. A Guatemala nadie le haría caso y se burlarían de tanta presunción. Pero como China es la segunda economía del mundo y, además, miembro del Consejo de Seguridad de la ONU -posición que ocupó por dos décadas Taiwán y que Estados Unidos le concedió a China a cambio de que no se aliara a la Unión Soviética durante la Guerra Fría-, se puede dar el lujo de “bullear” a casi cualquiera. Es por eso por lo que China impone sus condiciones al mejor estilo de los gánsteres: plata o plomo. Uno puede aceptarle el dinero, supuestamente gratis, pero que siempre trae condiciones, o atenerse a las consecuencias.
Guatemala ha empezado a sufrir esas fanfarronadas del “bully” del barrio. A los empresarios guatemaltecos que desean ir a buscar proveedores a China les ha complicado sobremanera la obtención de la visa. A los que desean exportar sus productos, también les ha complicado arbitrariamente las cosas. Solo hay que ver el incidente de los contenedores de café y de macadamia. El gobierno chino también fregó a sus propios ciudadanos que habían comprado los productos, pero ¿qué le puede importar eso a un gobierno totalitario como el de Xi Jinping? Uno de los cantos de sirena de la China es que los países que se inclinen ante ellos, tendrán entrada libre al gigantesco mercado chino. Pero, como se puede comprobar en casi todos los países que se han cambiado de Taiwán a China, esto no es más que un espejismo. Sus exportaciones han crecido un poco, pero para nada proporcional al tamaño del mercado chino.
Lo que mejor refleja la mentalidad autoritaria y ventajista del bully del barrio es que lo que no impide es que compañías chinas vendan productos a Guatemala. Eso jamás.
La ventaja que tiene actualmente Guatemala es que ahora llega otro “bully” al barrio, y este tiene más tamaño, peso y armas que el chino. No haberse humillado ante el “bully” chino, es una de las principales cartas de presentación de Guatemala ante la nueva administración de Donald Trump, quien nombró a su secretario de Estado especialmente para lidiar con la presencia de China en Latinoamérica. ¿Aprovecharemos la oportunidad? Lo dudo, con la actual administración local.