Publicado: Guatemala, 19 de abril del 2024
¿Ha terminado la tensión entre Irán e Israel? Jorge Jacobs analiza el posible futuro de las relaciones y la estabilidad política entre estas dos naciones en conflicto. Jacobs explora la proporcionalidad de la respuesta iraní y cómo se podría redefinir la dinámica en la región.
El fin de semana pasado el mundo —o por lo menos los que nos fijamos en esas cosas— estuvo pendiente del ataque de Irán a Israel con más de 300 drones y misiles. Era la primera vez que Irán atacaba directamente a Israel. Tiene más de 40 años de hacerlo “indirectamente” a través de las organizaciones terroristas que financia y manda, como Hamás y Hezbolá, pero nunca se habían quitado la máscara para hacerlo directamente. ¿Se habrá terminado todo aquí o seguirá la tensión e incertidumbre?
La supuesta razón para que Irán finalmente se destapara fue el ataque —todavía no reconocido— de Israel a un edificio del consulado iraní en Damasco, Siria. Digo supuesta, porque Irán aparentemente tendría derecho a contraatacar, ya que un ataque a una embajada se toma como una agresión al territorio soberano de un Estado, una de las pocas justificaciones legales para declarar una guerra, sin embargo, hay quienes cuestionan este punto. Veamos.
El edificio atacado no era la embajada de Irán, la cual estaba al lado y no sufrió mayores daños como se puede ver claramente en las fotos del “día después”, sin embargo, estaba registrado como del Cuerpo Consular de Irán, por lo que, bajo la Convención de Relaciones Consulares, también goza de las mismas protecciones que una embajada. El argumento principal en contra es que tanto la Convención de Viena de 1961 y la Convención de Relaciones Consulares de 1963 protegen a las sedes diplomáticas de ataque o interferencias por parte del país sede, pero no dice nada con relación a ataques de “otros” países. En este caso, el país sede es Siria, no Israel.
Por otra parte, en casos de guerra, las embajadas también están protegidas, pero no tanto por su status diplomático sino por ser objetivos civiles, como lo sería, por ejemplo, una escuela. Sin embargo, una embajada puede perder esa protección si se utiliza para fines militares. Aunque el gobierno de Israel no ha reconocido oficialmente el ataque al edificio, el vocero del ejército sí indicó que el ataque “iba dirigido a un edificio militar de las Fuerzas Quds —el brazo extranjero de la Guardia Revolucionaria Islámica— disimulado como edificio civil”. Los muertos en el ataque eran militares iraníes y líderes de grupos terroristas que han atacado a Israel. El mismo embajador iraní en Siria confirmó que no hubo ningún civil muerto. De allí que Israel podría argumentar que el ataque era en defensa propia contra grupos que le han atacado. Pero indistintamente de los tecnicismos legales, Irán puede argumentar que fue un ataque a su territorio, por ser una sede diplomática.
Ahora bien, si se va a justificar el ataque por las normas internacionales, estas llaman a ataques “proporcionales” con el objetivo de reducir la escalada de conflictos y priorizar el diálogo. En el caso del ataque al consulado, ha de haber sido un misil utilizado de manera “quirúrgica” al grado que solo afectó ese edificio y no los vecinos, ni hubo ningún muerto civil. Entonces, Israel habría atacado con un misil, e Irán le respondió con más de 300. ¿Será que es “proporcional” una relación de 1 a 300?
Que el 99 por ciento de los misiles y drones no hayan explotado en suelo israelí no tiene nada que ver con las intenciones iraníes, sino con la red de defensa que Israel y sus aliados han establecido en la región. De hecho, que tuvieran un nivel tan alto de éxito es casi inexplicable y algunos hasta lo consideran “un milagro”. Participaron no solo las fuerzas de Israel, de EE. UU., del Reino Unido y de Francia, sino también las fuerzas de varios de los países árabes de la región. Esto gracias a la alianza, y la red, a través del Comando Central (Centcom) de EE. UU.
La pregunta del millón es qué pasará de aquí en adelante. ¿Se calmarán los ánimos? No lo podemos saber. Ciertamente todos quisiéramos que aquí se acabara todo, pero los 40 años de agresiones de Irán a Israel difícilmente se van a terminar, así que cualquier cosa puede suceder.