¡Bola de socialistas!

Luis Figueroa / Profesor universitario / roark61@gmail.com

Publicado: Guatemala, 27 de enero del 2025

¿Individualismo o colectivismo? Luis Figueroa explica las bases filosóficas de estas corrientes de pensamiento.

Filosóficamente, el espectro político no se divide entre derecha e izquierda, porque esas palabras son palabras comadreja. Basado en la creencia de que las comadrejas pueden vaciar un huevo sin romper la cáscara, dando la apariencia de que es un huevo bueno, Friedrich A. Hayek explicó que las palabras comadreja son vacías, pero aparentan tener contenido. Filosóficamente, el espectro político se divide entre individualismo y colectivismo.

De acuerdo con el individualismo, toda persona humana individual tiene derechos individuales que nadie —y ningún grupo— tiene la facultad de violar (independientemente de su sexo, etnia, religión, estamento o nacionalidad, por ejemplo). Para el individualismo, los derechos individuales prevalecen sobre los intereses colectivos. En ninguna circunstancia deben ser violados, ni siquiera para el bien de colectivo alguno, por grande que este sea.

Según el colectivismo, los grupos humanos (sexuales, étnicos, religiosos, de clase o nacionales, por ejemplo) tienen supuestos derechos que ningún individuo tiene derecho a obstaculizar, sobre todo cuando esos supuestos derechos benefician a ese grupo en particular. Para el colectivismo, los intereses colectivos prevalecen sobre los derechos individuales.

Los colectivistas más relevantes en el siglo XXI son los socialistas de todos los colores. Los nacionalsocialistas (de Hitler) y los fascistas (de Mussolini) se distinguieron por su colectivismo de carácter étnico y nacionalista. Los socialistas científicos (de Marx y Engels) se apoyaron en la clase social (la de los proletarios) que haría la revolución; y cuando esa parte de su edificio ideológico se desplomó (cosa que advirtió Eduard Bernstein, el albacea de Marx y Engels), hubo que superar a aquel par. Bernstein se unió al Partido Social Democrático de los Trabajadores y abandonó los ideales revolucionarios.

Estos ideales revolucionarios fueron rescatados por Lenin con el concepto de la vanguardia del proletariado (porque el proletariado ni se había depauperado ni estaba interesado en revolución alguna) y por Mao, que volteó sus ojos hacia el campesinado (porque en China no había proletariado). De los socialistas utópicos no hablamos porque no fueron relevantes en el largo plazo.

La Escuela de Fráncfort sacó el pecho de forma ingeniosa y abandonó la científica lucha de clases (que hacía aguas por todas partes) e ideó la lucha entre oprimidos y opresores, lucha que era mucho más versátil que la del socialismo científico. Es tan versátil que, en pleno siglo XXI, da para incluir al clima, a los animales y hasta los géneros inventados.

El ideal socialista sobrevivió a sus desbarajustes por medio de corrientes que se ampararon en la democracia (el gobierno de la mayoría). Tal es el caso del socialismo democrático o socialdemocracia. A algunos teóricos les gusta hacer como si aquellos conceptos son diferentes; pero hacen malabares. Los socialistas democráticos rechazan los métodos violentos de los socialistas científicos, les gusta llegar al poder mediante el voto popular y, una vez en el poder, suelen modificar las reglas para crear clientelas electorales que dependan del presupuesto del estado y que, por lo tanto, sean votantes casi incondicionales.

El socialismo democrático es internacionalista, y los partidos de esa persuasión suelen estar agrupados en la Internacional Socialista o la Internacional Progresista, grupos que acogen bien a los socialdemócratas. El socialismo democrático es estatista e intervencionista. Como sus colegas de arriba, estiman que los intereses colectivos deben prevalecer sobre los derechos individuales.

Los socialdemócratas también; y también son estatistas e intervencionistas. Hay quienes dicen que la socialdemocracia es más compatible con el capitalismo que el socialismo democrático; pero capitalismo, socialdemocracia y socialismo democrático son excluyentes. ¿Por qué? Porque no puede haber capitalismo sin respeto absoluto a los derechos individuales, ¡sobre todo frente a los intereses colectivos! Como sus pares de arriba, los socialdemócratas se basan en la justicia social (que es la negación de la justicia, por ser redistributiva) y en la equidad (que es la negación de la igualdad de todos ante la ley, por igualitarista). El hecho de que las socialdemocracias toleren la propiedad y las empresas privadas (para ordeñarlas) no las hace compatibles con el capitalismo.

No es un detalle de fondo ni de importancia, pero sí es una curiosidad: a los comunistas se les dice rojos (como a la China roja), Bandiera rossa es un himno de los comunistas y socialistas italianos, roja es la bandera del socialismo democrático y roja es la rosa de la socialdemocracia.

No hemos mencionado al socialcristianismo, que es una corriente política que participa de los principios del socialismo democrático o socialdemocracia y del cristianismo. Para esta corriente, el capitalismo es una forma de idolatría enraizada en la codicia y la avaricia, del mismo modo que para otros socialistas, como los agrupados en la Internacional Progresista, el capitalismo es un virus que hay que erradicar (a menos que se lo pueda ordeñar).

Cuando los distintos socialistas discuten a qué corriente pertenecen y por qué son diferentes de sus iguales, me acuerdo de aquel meme en el que tres hombres araña se señalan unos a otros porque son la même chose, como diría mi abuela. Son las antípodas del capitalismo, y del capitalismo sus columnas son el respeto absoluto a los derechos individuales de todos, la igualdad de todos ante la ley y el respeto al principio de no agresión.