Publicado: Guatemala, 31 de mayo del 2024
¿Puede la ampliación presupuestaria beneficiar al país? Jorge Jacobs analiza la reciente propuesta de ampliación presupuestaria enviada al Congreso. Jacobs explora cómo el manejo de fondos públicos se convierte en despilfarro y corrupción.
Esta semana el ejecutivo mandó al Congreso una propuesta de ampliación presupuestaria por Q14.45 millardos. Con esto están cometiendo exactamente el mismo error que cometió Alejandro Giammattei. Solo que, para los políticos, no es un error sino que lo hacen con todo el hecho pensado del mundo. Es la ilustración política del refrán ¡Atásquense, que hay lodo!
El ministro de Finanzas Públicas, Jonathan Menkos, indicó que buscan ampliar el presupuesto porque les va a entrar más plata de la que está presupuestada y pues, ¿qué es lo lógico que debe hacer cualquier político que se respete? Buscar en qué más se lo puede gastar, por supuesto. Dicho y hecho. Encontraron Q14 mil millones de quetzales mal parados y lo único que pudieron pensar es en qué los somataban. Y eso, exactamente, fue lo que hizo Alejandro Giammattei antes que ellos. Y así como critiqué a Giammattei, pues también debo criticar a la nueva administración.
El punto es que si cualquier persona con dos dedos de frente recibe un ingreso adicional “que no se tenía contemplado”, lo primero que hace es abonar a sus deudas para ir saliendo de ellas. En el caso del gobierno, todos los años nos endeuda a los tributarios por bastantes miles de millones de quetzales. Entonces lo sensato es que, si el gobierno recibe ingresos adicionales “no contemplados”, los use para abonar a la deuda o, por lo menos, para reducir la cantidad de dinero que va a pedir prestado ese año.
Pero esa lógica no funciona para los políticos. ¿Y por qué no les funciona? Porque nada del dinero que manejan es de ellos, ni les cuesta, ni tendrán que pagar las deudas. Para ellos ese dinero extra es su gran oportunidad de a) robar, b) saludar con sombrero ajeno o c) ambas. Es por eso por lo que la austeridad es anatema para los políticos. A ellos no les trae ninguna cuenta ahorrarle dinero a los tributarios. Ellos son conscientes de que tienen poco tiempo para “hacer algo” y, si les cae la suerte de algún dinerito extra, no desperdiciarán la oportunidad. Desde el lado de nosotros los tributarios, es como si le prestáramos nuestra tarjeta “Infinite” al hijo irresponsable. Téngalo por seguro que la topará, indistintamente del límite de crédito. Y lo hará porque sabe que no le va a tocar a él pagar las cuentas. Así son los políticos.
Regresando a la ampliación. La distribución es tan amplia que pareciera que hubieran asignado a cada dependencia una ampliación proporcional y ya. En este caso, ese 12.8 por ciento de incremento pareciera estar repartido entre todas las dependencias que encontraron, millones más, millones menos. ¡Hasta Flacso cachó en la repartición! Eso sí, nada para los enemigos, así que al Ministerio Público no le dieron nada.
Pero lo que más me llama la atención es un “aporte extraordinario” para los Consejos de Desarrollo Departamental —Codede—, esos por donde se canalizan obras para las comunidades, bajo la dirección de los gobernadores. En la ampliación se incluye un “aporte ordinario” para los Codede de Q482 millones, por las asignaciones constitucionales, pero, además, se les da un “aporte extraordinario” de Q1,557 millones. Sí, más de Q2 mil millones. Las obras que se hacen a través de los Codede son las que tradicionalmente se han vinculado con el “listado geográfico de obras”, muchas de las cuales se han considerado que son la forma de “pagarle” a los diputados sus votos en el Congreso, permitiendo que sean constructoras vinculadas a ellos reciban esos contratos. De allí que me llame tanto la atención ese aporte “extraordinario”. ¿Estará allí la “compra de votos” para lograr que pase esta ampliación y el presupuesto de 2025? No lo sé. Pero de que me parece sospechoso, me lo parece.
Todo eso, sin contar que es un completo descaro que pidan más dinero cuando no han dado cuenta de casi nada de los más de Q30 mil millones de quetzales que dijeron en campaña que iban a “recuperar de la corrupción”.