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14 de octubre, 2021

Pagar deuda con deuda: Reporte del gasto público

1984

Marcela Porta

El presupuesto de Guatemala para el año 2022 no debería ampliarse por 3 razones:

 

1. El gasto público no es eficiente ni transparente

En primer lugar no existe un balance de resultados claro y amistoso para que el ciudadano común pueda analizar el gasto público. Los datos que se presentan en este estudio fueron obtenidos en el Portal de Transparecia del Ministerio de Finanzas Públicas, sin que por eso sean muy transparentes. El año analizado es el 2020, para tomar como ejemplo la ejecución de enero a diciembre.

Un reporte detallado, no existe, únicamente gráficas engorrosas que uno mismo debe sumar, para llegar a la conclusión de que es imposible justifica las cantidades  y que los resultados expuestos no cuadran. Además la información no es de fiar porque las gráficas indican el mismo gasto año con año desde el 2001, solo cambian los totales.

Esta investigación extrajo el destino del gasto público como lo presenta el Gobierno: Separado en entidades centralizadas (ministerios y deudas) y desentralizadas (institutos y entidades autónomas).

ENTIDADES CENTRALIZADAS: El gasto más importante del Gobierno es el de Obligaciones del Estado a Cargo del Tesoro, al cual se destina el 31.82%. Citado del Ministerio de Finanzas, Obligaciones del Estado a Cargo del Tesoro es la entidad pública administrada por el Ministerio de Finanzas Públicas, por medio de la cual se realiza el traslado de recursos de la Administración Central a otros niveles de gobierno, tales como: entidades autónomas, descentralizadas y gobiernos locales”.

 

Información obtenida de: Ministerio de Finanzas Públicas. Administración Central, Egresos de Gastos. Obtenido en línea el 7 de octubre del 2021. https://transparencia.minfin.gob.gt/index.php/administracion-central/egresos-gastos

 

Se entiende entonces, que este primer rubro representa el gasto de las entidades descentralizadas. Pero al sumar todos los gastos (de las descentralizadas) no llegamos a los 20,554 millones, sino únicamente a 4,138 y no es posible encontrar la diferencia de aproximadamente 16.4 mil millones. El detalle del gato descentralizado se declara así:

 

Información obtenida de: Ministerio de Finanzas. Administración Central, Egresos de Gastos. Obtenido en línea el 7-10-2021. https://transparencia.minfin.gob.gt/index.php/administracion-central/egresos-gastos

 

Si el caso fuera, que las entidades descentralizadas no están contenidas en este primer rubro, sería importante conocer, a qué se refiere el gasto de Obligaciones del Estado a Cargo del Tesoro, y aclarar por qué la página de tranparencia del Ministerio de Finanzas da todos los indicios para que se interprete de esta forma.

Otro punto importante es que, al hacer la suma de las instancias del Gobierno, las cantidades declaradas como gastos de entidades centralizadas y descentralizadas tampoco concuerdan. Al sumar cada una de estas entidades los totales son estos:

También esta fuente declara que el presupuesto aprovado del 2020 (último año completo que podría justificar gastos totales) fue de 87,715 millones de quetazales, mismo que luego fue ampliado con 20,027 millones más, para hacer un total de 107,742 millones pero del cual únicamente se declara ejecutado un 89%.

Información obtenida de: Ministerio de Finanzas. Administración Central, Egresos de Gastos. Obtenido en línea el 7-10-2021. https://transparencia.minfin.gob.gt/index.php/administracion-central/egresos-gastos

 

Esto entonces no es del todo cierto, ya que declara haber gastado 96,174 millones, pero al sumar una por una todas sus dependencias detalladas en la misma fuente, no suman más que 64,597 millones. Como conclusión, la información de este portal de transparencia nos lleva a que, de los 107,742 millones de quetzales autorizados en el año 2020, la ejecución fue únicamente de 64,597 millones equivalentes a 60% y no a 89.26% como se declara.

Es posible que existan discrepancias en la declaración de gastos y que haya justificaciones por parte del gobieron para estos faltantes, pero es preciso recordar que i) estamos hablando del año 2020, cuyas cifras ya deberían estar publicadas, concluidas, pagadas y ejecutidas (puesto que el Gobierno ya está pidiendo ampliaciones en el presupuesto) y ii) estamos hablando de un portal de transparencia que debería servir para tener claro #EnDondeEstáElDinero.

En cuanto a la falta de claridad en la ejecución, la información presenta otras cuestiones:

  • En el año 2020, al rubro Educación gastó 12,754 millones de quetzales (casi el 20% del gasto total) a pesar de que todas las escuelas estuvieron cerradas y que no hubo ni asistencia escolar, ni profesores impartiendo clases, ni material para los estudiantes, mucho menos equipo tecnológico para que los estudiantes de escuelas públicas puedieran recibir clases virtuales. Sorprende ver que este presupuesto, no disminuya, porque para el 2019, se presenta igual.
  • De la misma manera, a la Empresa Municipal de Transporte se le otorga 16,393 millones de Quezales, pero en el 2020 no hubo circulación vehícular pública.
  • En total, la Salud Pública (7,400 millones), Y el IGSS (1,610 millones) suman un total de 9,010 Millones destinados a salud. Pero hay que recordar que este año se amplió el presupuesto por 20 mil millones de quetzales, exclusivo para el tratamiento de pacientes con Covid-19, que debería declararse en este rubro. Es decir, resta declarar la ejecución por 11,000 millones.

 

 2. No hay buena priorización

Nuestra inversión pública está diseñada para invertir una menor cantidad de recursos a “Justicia” y a “Seguridad” que a otros sectores sociales. Si analizamos la información para seguridad por ejemplo, elMinisterio de la Defensa representa solo el 2.57% del gasto público. Esto ha generado una reducción considerable en la productividad nacional y una menor inversión extranjera que causa empobrecimiento por reducción de los pilares de inversión para las fuentes de ingresos.

Es indiscutible que en Guatemala existen problemas serios de seguridad y otros como la desnutrición crónica infantil, la falta de agilidad en la emisión de pasaportes, placas y vacunación. Pero el Estado gasta demasiados esfuerzos y recursos en asuntos que no son trascendentales y que lejos de ayudar van a retrasar el desarrollo y a encarecernos, como la ley de competencia, por ejemplo.

Es irónico que el Estado desperdicie sus recursos en la administración de tantas cosas inútiles, cuando su única obligación es la de hacer valer los derechos individuales de las personas. La seguridad y la justicia deberían representar el porcentaje más alto de gasto público sino es que debería ser el único.

 

 

3. Nos estamos endeudando de más.

La diferencia entre la recaudación fiscal y el presupuesto 2022, como es costumbre, se hará por medio de endeudamiento. Un tipo de financiamiento que afecta el tipo de cambio local, que genera intereses, que resta a la eficiencia económica y genera compromisos políticos con el país que nos presta el dinero.

Debido a su naturaleza insostenible, esta deuda no se paga, solo se acumula y el déficit que heredarán nuestros hijos ha servido en los últimos años única y principalmente para pagar los salarios de los funcionarios públicos.

Un estudio realizado anteriormente por el CEES reveló que dos tercios del gasto público es utilizado para pagar salarios de funcionarios públicos; lo que evidencia únicamente incrementos salariales y aumento de personal en las instituciones del Gobierno y de plazas fantasmas, muchos en servicios ineficientes para los guatemaltecos.

El Gobierno defiende que nuestro nivel de endeudamiento no es malo porque, relacionado con el Producto Interno Bruto (o lo que genera el país), el porcentaje es, entre comillas, aceptable. Sin embargo, es un gran error medir la deuda según el PIB, ya que el PIB no paga la deuda. Lo que paga la deuda son los ingresos fiscales que, en nuestro ejemplo, para el 2020 fueron de Q.60,269.4 millones, y por lo tanto nuestra deuda real es de 144%. Eso si partimos sobre los 107,742.4 millones demandados en el 2021 y sin tomar en cuenta la deuda con el IGSS y el aumento presupuestario que quiere el Gobierno.

El crecimiento sin control del presupuesto hace que el gasto público crezca más que la recaudación. Es equivalente a decir que gastamos más dinero del que tenemos y este déficit fiscal se vuelve cada vez más difícil de solventar.  

Según Jerry L. Jordan ─expresidente de la Reserva Federal de Cleveland─, los gobernantes de un país deben presentar un presupuesto que sirva como herramienta para poder decir que no a la tentación de gastos desmesurados. Este freno es necesario cuando los candidatos a políticos se comprometen en su discurso populista más allá de lo que los contribuyentes pueden pagar, o cuando están persiguiendo sus intereses particulares, financiando la corrupción y comprometiendo los deseos de los ciudadanos en general. 

Lejos de frenar las decisiones desmedidas de los gobernantes, ─en nuestros tiempos─ la solicitud de presupuesto sobreestima los ingresos y exagera los gastos. En lugar de acercarse a los datos reales del país, las entradas de dinero no representan la verdadera recaudación y no alcanzan para las ambiciones de los políticos. Además, el presupuesto rara vez llega a ejecutarse en totalidad, evidencia de peticiones financieras oportunistas.

 

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